Muchos son los novios que, antes de entregar el anillo a su pareja, se preguntan en qué mano se lleva la alianza. En este artículo veremos que hay muchas formas de hacerlo, dependiendo en qué punto geográfico nos encontremos.
Empezando por las tradiciones más antiguas y acercándonos a la actualidad, veremos cómo ha evolucionado la forma en que se entrega, donde se pone la alianza y su peso simbólico. ¿Listo para una pequeña clase de historia?
Repasando tradiciones antiguas
La tradición de los anillos de boda es tan antigua como las pirámides de Egipto. Para los egipcios, el amor se simbolizaba con un círculo, sin principio ni final; de ahí que el símbolo sea un anillo. Pese a que en sus inicios las alianzas eran muy rudimentarias - estaban hechas de cáñamo o de otras fibras vegetales -, ya llevaban sobre sí el peso simbólico que todavía tienen hoy día. Simbolizaban la confianza que el novio depositaba en la novia y toda su familia y era un objeto que materializaba el compromiso. Parece que no mucho ha cambiado.
En el Imperio Romano, las alianzas se sofisticaron un poco más y empezaron a hacerlas de hierro. Se creía que un anillo de este duro material invocaba al dios Saturno y simbolizaba la fuerza y solidez de la pareja. Lo curioso de la tradición romana respecto a las alianzas es que los anillos no se entregaban a la novia, si no a su padre. Parecía que si el trato se hacía entre los hombres, sería respetado por su honor. A la novia, además, se le entregaba un segundo anillo, este en forma de llave.
Algunos historiadores, además, creen que la tradición de la alianza en la antigua Roma no era sólo cuestión de simbolismo, sino que también le suman un aspecto de utilidad. La mayoría de anillos entonces eran también sellos, con el símbolo familiar, y se utilizaban para sellar cartas, paquetes de comida y todas las cosas de la casa. Aunque esta sea una razón de utilitarismo respecto a la alianza, el simbolismo no es nulo: este acto de sellar significa tener el poder sobre una casa y todo lo que hay dentro de ella. Este poder se lo entregaba el esposo a la mujer, como símbolo de que ella pasaba a ser la encargada de la casa.
Los materiales con los que se han hecho alianzas han sido muy variados históricamente, pero no fue hasta el siglo II d.C. que se empezaron a hacer de oro, por influencia del catolicismo y su estética recargada.
Como curiosidad, y hablando de catolicismo, no fue hasta el siglo XIII cuando, de la mano del Papa Inocencio III, se instauró la tradición de regalar primero un anillo de compromiso y, meses más tarde, intercambiar la alianza de boda definitiva. Esto se hizo para dar un tiempo de margen a los futuros novios, para que pudiesen reflexionar y estar cien por cien seguros de su decisión antes de unirse en sagrado matrimonio.
Desde entonces, la tradición del intercambio de alianzas entre novios ha evolucionado y se ha extendido por todo el mundo, dando como resultado distintas formas de llevar a cabo esta ceremonia.
En la actualidad y en el mundo occidental, se ha perdido el ritual que involucraba a toda la familia. Hoy día, los que se casan lo hacen libremente y la familia poco tiene que decir sobre ello. No hay negociaciones palpables ni, en principio, intercambios de riqueza obligatorios. Aun así, la tradición de la alianza ha persistido por la fuerza de su simbolismo: el amor sin principio ni fin y el compromiso, visible para todos.
¿En que dedo se pone la alianza?
Pero dejemos la historia a un lado y vayamos a lo que nos importa: ¿en qué mano se lleva la alianza? ¿Y en qué dedo? ¿Qué hay sobre el anillo de compromiso?
Empecemos por lo más simple: en que dedo se pone la alianza. En todas las partes del mundo, a lo largo de todas las épocas, no ha habido duda sobre este aspecto. Y es que, por definición, la alianza se lleva en el dedo anular, como el propio nombre indica.
Originalmente, los romanos creían que había una vena que iba directamente desde el dedo anular al corazón, la Vena Amoris, por lo que tenía todo el sentido colocar ahí la alianza. Según la tradición china, cada dedo se relaciona con un grupo de personas significativas: el pulgar representa a los padres, el índice a los hermanos, el corazón a uno mismo, el anular representa a la pareja y el meñique es para los hijos.
¿En que mano se lleva la alianza?
A la hora de decir donde se pone la alianza, las opiniones no son tan unánimes y depende, principalmente, de dónde lo preguntemos.
En España, sin ir más lejos, ya vemos diversidad a la hora de decidir en que mano se lleva la alianza. En general, el anillo de compromiso se lleva en el dedo anular de la mano derecha, desde que se inicia el compromiso hasta el día de la boda. A partir de entonces, se cambia el anillo de compromiso a la mano izquierda y la alianza de boda pasa a ocupar el dedo anular derecho. También hay gente que el día de la boda se pone los dos anillos, de compromiso y alianza, en el mismo dedo anular derecho.
Pero atención, porque esto es justo al contrario si estás en Catalunya o en la Comunidad Valenciana: la alianza en este caso se coloca en la mano izquierda.
Con todo, la tradición parece un poco enrevesada. Para que no os agobiéis con esta decisión, nuestro consejo es que os fijéis en cómo lo han hecho vuestros padres y abuelos. Si bien es cierto que cada región tiene sus propias tradiciones, las familias también las tienen y quizá seguir lo que nos muestran nuestros antepasados sea la clave del éxito en un momento como este.
Otro motivo por el que os podéis guiar es por la comodidad. Normalmente la gente que es diestra lo lleva en la mano zurda, y viceversa. Esto es para alargar la vida del anillo y evitar su desgaste y, también, para la facilidad de movimientos con la mano que más se use.
¿Hay alternativas?
Como es normal, además, a lo largo de la historia de las alianzas y anillos de compromiso, han ido saliendo formas alternativas de lucir estas joyas. No a todo el mundo le gusta llevar anillos.
A los hombres, en concreto y debido a la falta de costumbre, les puede suponer una incomodidad, y más si tienen una profesión que precise de las manos como herramienta principal.
Es por eso que algunas personas optan por llevar su alianza en un colgante. Sólo hay que escoger una buena cadena que vaya a juego con el anillo y el resultado es también muy elegante. La comodidad está garantizada y también la discreción. Hay gente a la que no le gusta lucir piezas de oro u otros materiales preciosos, ya que por su trabajo puede ser que no les convenga mostrarlo.
Otra situación que nos obligaría a buscar alternativas sería una separación o un divorcio. ¿Qué se hace en tal caso con las alianzas? Pues bien, cada uno puede llevar su alianza a un joyero para que funda el anillo y aprovechar el oro para hacer otra pieza.
También, en caso de fallecimiento de uno de los dos conyugues, se puede hacer un ritual muy bonito que consiste en que el viudo o la viuda lleve a fundir las dos alianzas y haga una pieza nueva, como símbolo del amor que compartieron en vida. Una forma de aportar un detalle bonito a una triste situación.
¿Qué hacer con tus otras joyas?
Mucha gente se pregunta si es adecuado o no llevar otras joyas en el día de la boda, concretamente, otros anillos además de la alianza. La respuesta es que el protocolo no marca ninguna regla al respecto, pero sí que tradicionalmente se ha encontrado la forma de poder lucir otras joyas sin desmerecer la alianza, que es sin duda la máxima protagonista del día.
En realidad, la solución es muy simple: si quieres llevar otros anillos puedes hacerlo, pero asegúrate de que los lleves en la mano contraria a la que vas a colocarte la alianza. Así no sentirás tus manos desnudas, si estás acostumbrada a llevar anillos en los dedos, y a la vez no habrá ningún anillo que eclipse la alianza en dicha mano.
Respecto a otras joyas, tipo pulseras o colgantes, es recomendable intentar que el estilo no se desmarque mucho del de la alianza. Es decir, si tienes joyas de plata y la alianza será de oro, intenta llevar solamente oro para el día de tu boda. Estéticamente, te dará un estilo más unificado.
¿Qué tipos de alianzas existen?
Al principio de este artículo repasábamos las tradiciones antiguas en relación a las alianzas. Estas solían ser anillos gruesos, de hierro en sus inicios y con sellos en la época de los romanos, incluso con grandes piedras preciosas incrustadas.
Si bien estas alianzas eran de gran calidad, su valor hoy día sería incalculable. Por este motivo y también por apostar por la comodidad en la vida moderna, las alianzas se han ido afinando cada vez más. Así se han convertido un producto asequible para la mayoría y en piezas de diseño ligero.
En AURONIA, por ejemplo, se apuesta por la calidad de los materiales utilizados y se enfoca el diseño desde la sencillez y la portabilidad. Con una fabricación 100% hecha en Alemania, los modelos pasan por muchos tipos de materiales: oro, oro blanco, plata, oro rosa, incluso oro rojo, de platino y de paladio.
Muchos de los modelos AURONIA, además, incluyen diamantes de la máxima calidad, un detalle que incrementa el valor de la pieza exponencialmente. Sin embargo, hay opciones para todos los bolsillos y no hay que olvidar que, cuando uno compra oro, está comprando un valor seguro e inmutable.
Además, AURONIA ofrece un servicio de personalización de las alianzas, así que podrás diseñar tu propia joya al gusto de tu pareja y acorde con tus posibilidades.